El dedo

Julián Simón, el tuerto, marinero viejo, parlanchín y exagerado aprovechó la ocasión para contar al numeroso corrillo de desocupados que allí estábamos que, siendo él joven, había trabajado en el puerto de Guayaquil en una taberna por donde pasaba lo peor de los siete mares: –Buscavidas, aventureros, fanfarrones, huidos de la justicia, intrigantes y herejes … Sigue leyendo El dedo