Me mira directo a los ojos, como ha hecho siempre, y me habla aunque no mueva los labios, que ya están resecos. Cuesta creer que sean los mismos que tantas veces besé. Tampoco los míos, viejos y borrados, son los mismos. Han perdido la costumbre de besar y de decir palabras de amor.
Pero las hablamos ahora, por todos los años perdidos.
Publicado por julioalejandre
La llegada del hombre a la luna me pilló con pantalones cortos y estudié en una universidad aún revuelta por la transición. Un travieso gusanillo interior me llevó a Centroamérica, a dedicarme en cuerpo y alma al sufrido oficio de cooperante, que me ha dejado unas cuantas arrugas, muchos amigos, el amor por la literatura hispanoamericana y una cantidad indeterminada de historias por contar. www.laotraliteratura.com
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Maravilloso…Me encanto!
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Ah, gracias Evelyn. Comentarios tan animosos son siempre bienvenidos 🙂
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